“Yo nací y me crié acá. Mi padre Francisco tenía aquí un varadero que después se vendió, hace como treinta años. Ahí había que subir y bajar las embarcaciones en el astillero, se les hacía la carpintería, la pintura y el calafateo. Yo seguí durante años, hasta que al final lo vendí, a causa de mi otra actividad, el fútbol, que no me daba tiempo. La actividad deportiva la empecé aquí en una división inferior de La Lira. En La Barra había entonces muchos cuadros chicos, de muchachos: La Lira, el Peñarol Junior, Rampla, Central, Sudamérica, y el Wanderers.

Se hacían campeonatos de menores organizados también por nosotros, que después fueron para mayores. Después todos pasamos a la Lira Uruguaya y terminamos jugando allí. Yo tuve la suerte de trasladarme por el 40, porque me vino a buscar un tal Gordiola que era inspector de los trenes y me llevó a Bella Vista, mi primer cuadro profesional. Allí ingresé a la tercera, después pasé a primera y por último pasé a Defensor, por el 1951, donde fui once años capitán. Estuve en la preselección del 50 también, cuando el Manco Castro era el técnico.

Luego estuve dirigiendo el Huracán del Paso de La Arena.

Después que dejé el fútbol fui capataz del Zoológico del Lecocq y terminé mi actividad como capataz general del Parque Segunda República.

Más adelante vinieron a plantearme que yo tenía que representar al pueblo, yo les dije de que no, que para mi es mucho.

Pero me decían fijáte que vos siempre, siempre estuviste en actividad y al final me mandaron en representación del pueblo, por el comunal de la zona.”

Entrevista/ 14 de marzo de 2005